Kazu nació en Fukushima en 1933, el mismo año que el emperador japonés, y su vida se ha visto siempre ligada a la de la familia imperial. Su espíritu no puede descansar y se ve condenado a vagar por el parque que se extiende junto a la estación de Ueno, en Tokio, lugar que marcó su existencia y fue ...
Kazu nació en Fukushima en 1933, el mismo año que el emperador japonés, y su vida se ha visto siempre ligada a la de la familia imperial. Su espíritu no puede descansar y se ve condenado a vagar por el parque que se extiende junto a la estación de Ueno, en Tokio, lugar que marcó su existencia y fue el escenario de su muerte. El parque fue lo primero que vio al llegar a Tokio para trabajar como peón en los preparativos de los Juegos Olímpicos de 1964, y también fue allí donde terminó sus días, como uno de los desheredados que lo habitan, traumatizado por el tsunami de 2011 y enfurecido por el anuncio de los Juegos de 2020. Kazu ha perdido toda noción física del mundo, pero su percepción es más aguda que nunca, y de su mano atravesamos las luces y las tinieblas de la vida de Tokio.
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