A Lucian Freud (1922-2011) le interesaba mostrar la verdad. Siempre ajeno a las principales corrientes artísticas del siglo xx, el apreciado retratista observaba a sus modelos con el rigor y la precisión de un científico en su laboratorio. No solo plasmaba las manchas, moretones e hinchazones del cuerpo, sino también los microscópicos detalles bajo los defectos y pliegues de la carne: la sensación, la emoción, la inteligencia, el esplendor y la inevitable e imparable decadencia.
Pese a su rechazo a los paralelismos entre él y su famoso abuelo, la correlación entre el proceso para pintar retratos de Lucian Freud y las sesiones de psicoterapia de Sigmund Freud es un elemento fascinante de esta obra figurativa. A pesar del grosor de las superficies en la técnica del empasto, los retratos de Freud de personajes tan dispares como la reina de Inglaterra, Kate Moss y una supervisora de una oficina de empleo obesa van más allá del físico con una percepción inequívoca y a menudo apabullante. El resultado es un estudio psicológico, además de un examen perturbador de la relación entre el artista y el modelo.
Este libro reúne los retratos más famosos e implacables de Freud, que desvelan a un artista considerado por muchos como uno de los mejores maestros de la forma humana.