Desde gatitos hasta vacas y cuencos de cereales, las familliares imágenes con que Clement Hurt ilustró en 1947 este inolvidable libro, inspiraron a su hijo Thacher a idear Buenas noches, luna 1 2 3. Las mismas ilustraciones reconfortantes encuentran una nueva expresión, como libro para aprender los...
Desde gatitos hasta vacas y cuencos de cereales, las familliares imágenes con que Clement Hurt ilustró en 1947 este inolvidable libro, inspiraron a su hijo Thacher a idear Buenas noches, luna 1 2 3. Las mismas ilustraciones reconfortantes encuentran una nueva expresión, como libro para aprender los números, de este clásico de la literatura infantil del que se han vendido más de 16 millones de copias en todo el mundo.
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