Para que una cita salga bien hacen falta dos personas (como mínimo). Se fijan un lugar, un día y una hora: por ejemplo, las doce en punto. Si las dos personas en cuestión, las que han quedado, acuden al susodicho lugar, día y hora, ENTONCES lo más probable es que la cita sea un éxito. Es de lo más s...
Para que una cita salga bien hacen falta dos personas (como mínimo). Se fijan un lugar, un día y una hora: por ejemplo, las doce en punto. Si las dos personas en cuestión, las que han quedado, acuden al susodicho lugar, día y hora, ENTONCES lo más probable es que la cita sea un éxito. Es de lo más sencillo. Y, a veces, lo cambia TODO. Un camino, una espera, un anhelo... Rébecca Dautremer nos invita a atravesar las páginas de este libro único, escultura de papel con troqueles de gran delicadeza, en el que acudiremos, en compañía de Jacominus y Dulce, a una cita extraordinaria.
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