Se llama Remedios. Durante mucho tiempo fue, simplemente, una anciana más: tenía un rostro apacible, lleno de arrugas, y una tierna sonrisa. Hasta el día que vieron cómo se acercaba a una niña, le daba un beso… ¡y la succionaba hasta hacerla desaparecer!
Se llama Remedios. Durante mucho tiempo fue, simplemente, una anciana más: tenía un rostro apacible, lleno de arrugas, y una tierna sonrisa. Hasta el día que vieron cómo se acercaba a una niña, le daba un beso… ¡y la succionaba hasta hacerla desaparecer!
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