En La ópera flotante, finalista del National Book Award en 1956, vemos el sinsentido del mundo a través de los ojos de un hombre que decide suicidarse. El fin del camino nos presenta a un personaje, el joven Jack Horner, que también sigue esa senda plagada de pensamientos oscuros, pero que acaba pon...
En La ópera flotante, finalista del National Book Award en 1956, vemos el sinsentido del mundo a través de los ojos de un hombre que decide suicidarse. El fin del camino nos presenta a un personaje, el joven Jack Horner, que también sigue esa senda plagada de pensamientos oscuros, pero que acaba poniéndose en manos de un doctor, una brillante mezcla de santo y diablo, con quien iniciará la más extraña de las «curas». Ambas pueden considerarse novelas filosóficas en las que priman un fatalismo existencialista y un nihilismo en parte deudores de Sartre, Camus y el Zeitgeist de posguerra; ambas están escritas en un estilo que, aunque llamativo y original, es más bien realista en contraposición a las incursiones en la metaficción que veríamos en obras posteriores de Barth.
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