Vampiros reúne seis relatos de Alexéi Konstantínovich Tolstói (1817-1875), primo segundo del autor de Guerra y paz: las dos célebres novelitas Una familia de vampiros (también conocida como La familia del vurdalak en nuestros pagos) y El vampiro, los cuentos Amena, Dos días en las estepas de los kir...
Vampiros reúne seis relatos de Alexéi Konstantínovich Tolstói (1817-1875), primo segundo del autor de Guerra y paz: las dos célebres novelitas Una familia de vampiros (también conocida como La familia del vurdalak en nuestros pagos) y El vampiro, los cuentos Amena, Dos días en las estepas de los kirguises y Artemi Simiónovich Bervenkovsky, y un último e inquietante relato de corte vampírico, titulado Reunidos después de trescientos años, que se ofrece aquí por vez primera en castellano. Se trata, pues, de la edición más completa de la obra de A. K. Tolstói que puede rastrearse en nuestra lengua. Para los cinco primeros textos se ha utilizado la añeja traducción argentina de Olga de Wolkonsky, corrigiéndola para la ocasión. El resultado es una colección de relatos fantásticos cuya lectura resulta tan apasionante como adictiva. Junto a Vampirismo de E. T. A. Hoffmann y a Carmilla de Sheridan Le Fanu, las aportaciones al género de Alexéi Tolstói representan la cumbre de la literatura de vampiros antes del Drácula de Stoker.
Alexéi K. Tolstói. El conde Alexéi Konstantínovich Tolstói nació en San Petersburgo en 1817 y murió en una de sus muchas propiedades rurales del norte de Ucrania en 1875. Hijo de un matrimonio aristocrático que se separó casi inmediatamente después de su nacimiento, Alexéi pasó una infancia pletórica y feliz con su madre, una dama cultísima y bellísima que lo instruyó en todas las artes. A partir de los diez años comenzó a viajar por el extranjero, llegando a disfrutar del honor de que Goethe lo sentase en sus rodillas. Sabía francés, italiano, inglés y alemán con soltura. Como escritor, se adscribió a la corriente esteticista del Arte por el Arte y, aunque su cultura y su formación eran cosmopolitas, apostó siempre por los valores de la Rusia medieval de Kíev y practicó la eslavofilia. Lo más valioso de su producción literaria no son sus versos, ni sus novelas históricas de raíz scottiana, ni sus piezas teatrales de carácter historicista, sino sus dos nouvelles fantásticas El vampiro y Una familia de vampiros, adscritas a una estética abiertamente pulp y adaptadas al cine más de una vez.
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