En las diecinueve piezas que conforman Emparejamientos juiciosos hallamos lo que el propio Gadda consideró una «autoantología» de lo mejor de su obra. Con su inconfundible e imponente utilización del lenguaje, Gadda utiliza un punzante tono de sátira para ridiculizar a la burguesía de su tiempo, com...
En las diecinueve piezas que conforman Emparejamientos juiciosos hallamos lo que el propio Gadda consideró una «autoantología» de lo mejor de su obra. Con su inconfundible e imponente utilización del lenguaje, Gadda utiliza un punzante tono de sátira para ridiculizar a la burguesía de su tiempo, como si diera cauce a la furia que en alguna ocasión lo condujera a decir: «Me gustaría ser el Robespierre de la burguesía milanesa: pero no merece la pena». Así, encontramos respetables damas de sociedad que se ven obligadas a cuestionar sus rígidos códigos morales frente a la exigencia de los tiempos, o a empresarios obsesionados con salvaguardar «su propia propiedad privada privadísima».
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