La frontera es territorio criminal. Lo es porque concita delitos de gran magnitud, como el tráfico de drogas o el de armas, pero también porque marca el límite del Estado de derecho, y en ese linde se diluyen las garantías que las leyes ofrecen a los ciudadanos, más aún cuando los ciudadanos no lo s...
La frontera es territorio criminal. Lo es porque concita delitos de gran magnitud, como el tráfico de drogas o el de armas, pero también porque marca el límite del Estado de derecho, y en ese linde se diluyen las garantías que las leyes ofrecen a los ciudadanos, más aún cuando los ciudadanos no lo son del propio Estado. Las fuerzas policiales que custodian las fronteras luchan contra los muchos delitos que se congregan en ellas, pero protagonizan también ciertas acciones que se sitúan en los márgenes de lo admisible y que quedan lejos del alcance de la justicia. Son muchos los inmigrantes y refugiados que mueren en su intento de cruzar la frontera sur y, a veces, las acciones policiales no son ajenas a esas muertes. Esta novela invita a la reflexión sobre la difusa responsabilidad criminal que existe en esos casos. El inspector Samuel Montcada se ve obligado a investigar ciertos crímenes cometidos en la frontera sur para desvelar unos asesinatos producidos en Barcelona. En su recorrido, obtiene información sobre actuaciones concretas de la Guardia Civil española y de los policías y militares marroquíes.
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