Vivimos en un planeta maravilloso. Somos afortunados si podemos tomarnos el tiempo para admirar su belleza, contemplar sobrecogidos su majestuosidad y mostrarnos agradecidos por todo lo que nos regala. Pero la mayoría de nosotros, ocupados como estamos, correteamos por la superficie y omitimos dos i...
Vivimos en un planeta maravilloso. Somos afortunados si podemos tomarnos el tiempo para admirar su belleza, contemplar sobrecogidos su majestuosidad y mostrarnos agradecidos por todo lo que nos regala. Pero la mayoría de nosotros, ocupados como estamos, correteamos por la superficie y omitimos dos importantes dimensiones: la profundidad y el tiempo. Preguntémonos por un instante qué hay bajo nuestros pies.La Tierrano yace simplemente como un bloque de cemento esperando que pasemos caminando por encima, sino que es un planeta vivo y dinámico. Rocas sólidas se desplazan con la deriva de los continentes, estallan volcanes y el manto profundo se agita lentamente. Las rocas que se hallan debajo de la superficie tampoco están al cubierto de los procesos que se desarrollan encima. El agua, el aire y la propia vida están en constante interacción dinámica con la geología. Sin océanos no tendríamos continentes; sin vida, no tendríamos la atmósfera o un clima en que pudiéramos vivir.
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