Lagartija sin cola recupera para los lectores la prosa nítida y definitiva de José Donoso, así como también algunas de sus obsesiones, a través de una historia tan irónica como melancólica sobre la pérdida de España bajo las hordas del turismo, paralela a la de un artista que renuncia al arte, decepcionado por su mercantilización. Derrotado y escondido en Barcelona, el protagonista de esta novela, el pintor Armando Muñoz-Roa, narra la historia de la fuga que emprendió en compañía de Luisa, su prima, amante y benefactora, tras abandonar con escándalo el movimiento informalista, al que perteneció con cierto éxito. Solo, viejo y frustrado, el artista recuerda sus años en el pueblo de Dors, al que intentó rescatar del avance de la modernidad, y la decadencia de su propia familia, amenazada también por el cambio de los tiempos. Esta novela, que José Donoso empezó a escribir en 1973 y que abandonó por razones desconocidas, fue descubierta por su hija, Pilar, entre los papeles que su padre vendió a la Biblioteca de la Universidad de Princeton. El manuscrito original, que incluye las correcciones del autor, fue revisado por el crítico Julio Ortega, quien afirma haberse limitado a facilitar el acceso al texto.