El narrador de Detrás de la estación es un niño que contempla el mundo de los adultos, familiar y extraño a la vez. Su mirada inocente, cercana y despreocupada, le permite contar las alegrías y los dramas de los demás y adentrarse, junto a su hermano y cómplice, en la vida de los mayores sin hacer r...
El narrador de Detrás de la estación es un niño que contempla el mundo de los adultos, familiar y extraño a la vez. Su mirada inocente, cercana y despreocupada, le permite contar las alegrías y los dramas de los demás y adentrarse, junto a su hermano y cómplice, en la vida de los mayores sin hacer ruido. Un pueblo suizo de apenas cuarenta vecinos, en un valle rodeado de altas montañas, es el escenario en el que habitan los personajes de esta novela. La tienda de tornillos y la peluquería, la estación y la mesa de la tertulia del Helvezia componen un universo en el que todos y todo tienen su sitio y su nombre. Tras Sez Ner, Camenisch vuelve a seducir por su peculiar estilo, en el que ironía y seriedad, delicadeza y vigor producen imágenes tiernas e impercederas. Con una gran capacidad para captar y reproducir atmósferas, Camenisch describe la pérdida y la decadencia y se confirma como uno de los escritores europeos más interesantes de su generación.
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