En este libro se incide en el estudio de la alquimia tal y como se conformó en el Renacimiento, en especial a partir de Paracelso, cuando se convirtió en el lugar donde algunos sabios concentraron un tesoro de conocimiento y desarrollo espiritual que, según ellos, debía llegar a convertirse en el nú...
En este libro se incide en el estudio de la alquimia tal y como se conformó en el Renacimiento, en especial a partir de Paracelso, cuando se convirtió en el lugar donde algunos sabios concentraron un tesoro de conocimiento y desarrollo espiritual que, según ellos, debía llegar a convertirse en el núcleo interior y secreto de la tradición cristiana, así como en el impulso necesario para una reforma del pensamiento religioso. Pero con el racionalismo que se impuso en Europa a finales del siglo XVII, esta ciencia o arte se incluyó en el cajón de sastre que hoy en día se conoce como esoterismo y se la consideró como algo completamente ajeno a la religión. Sin embargo, tras la aparente locura de los antiguos alquimistas se esconde una enseñanza que merece ser tenida en cuenta por los filósofos e historiadores de las religiones, de las artes y de las ciencias actuales. Sus postulados esclarecen registros y modos del ser humano que han permanecido olvidados o enmarcados en campos disciplinares ajenos a la vida del espíritu. Con este olvido, se ha marginado del pensamiento occidental su universo simbólico más íntimo, expresado básicamente por medio de imágenes.
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