En Florida, el brutal asesinato de una mujer desconcierta a la policía de Orlando. No hay pistas, no hay móvil aparente, no hay huellas. Sólo una mujer pretende aportar algo al caso: Marlie Keen, una joven delicada y hermosa, alega tener "visiones" y ofrece detalles asombrosos sobre el crimen.
El policía Dane Hollister se muestra escéptico: esa atractiva joven busca notoriedad, o tal vez ha sido testigo de algo... Dane tendrá que debatirse entre la incredulidad y sus sentimientos, porque de alguna forma, Marlie le ha atrapado. Consciente de su deber, el policía indaga en el pasado de Marlie... y lo que encuentra le deja sin aliento.
EL MAL TIENE TENTÁCULOS
Marlie no podía evitar "saber" cosas que hubiera preferido ignorar, no era responsable de unas facultades que la habían arrastrado al infierno. Y estaba a punto de ocurrir de nuevo. Había sentido la presencia del mal, había conectado con la mente de un asesino despiadado. Y supo que no iba a detenerse. Pero esta vez alguien vendría a rescatarla de su angustia. Se llamaba Dane Hollister, y era exasperantemente apuesto, sólido y tenaz. Su sola presencia le provocaba un alud de emociones. Y su sonrisa... Dios mío, a Marlie aquella sonrisa parecía fundirle las entrañas.
QUE SÓLO LA PASIÓN PUEDE CORTAR
Dane Hollister era un policía rudo y experimentado, un hombre demasiado cínico y racional para dejarse convencer por las explicaciones de Marlie y sus supuestas visiones, pero ella le fascinaba. No estaba seguro de que tuviera poderes, pero sí sabía con certeza que nunca había sentido nada parecido por una mujer, y deseaba estar junto a ella. Anhelaba protegerla del mal que la acechaba, se moría por abrazarla y hacerla suya. Quería saber quién era realmente, conocerlo todo sobre ella. No la iba a dejar en paz, y desde luego no permitiría que nadie volviera a hacerle daño nunca más.