«Algo se había perdido y nada volvería a ser lo mismo.» En La Habana de los años cincuenta, mientras se gesta la revolución que cambiará para siempre las formas de vida de la isla, Víctor, un acomodado hombre de mediana edad casado y con dos hijos vive una transformación no menos trascendente: su ca...
«Algo se había perdido y nada volvería a ser lo mismo.» En La Habana de los años cincuenta, mientras se gesta la revolución que cambiará para siempre las formas de vida de la isla, Víctor, un acomodado hombre de mediana edad casado y con dos hijos vive una transformación no menos trascendente: su cambio de orientación sexual. A partir de un suceso accidental: la muerte de un oficial de Batista en un atentado contra la comisaría de policía de Guanabo, otro agente, su compadre el teniente Salgado, intenta vengarlo. Para ello utilizará el chantaje y la coacción para implicar a Víctor en la pesquisa y posterior persecución. Un macabro juego, una endemoniada trama que consiste en «espiar al espía» y destruir, de paso, vidas inocentes como la de Pepón, el mejor amigo de Víctor.
Las tres partes en las que está dividida la obra llevan el título de «diálogos»: del reencuentro, de la caída y de la muerte. Y es justamente en los diálogos donde Reguera Saumell delata su relación con el teatro y el cine, en la reproducción de una oralidad fluida e intensa que sirve al autor para hablar de los cambios en una isla que permanece perdida en su laberinto.
Manuel Reguera Saumell nace en Camagüey, Cuba, en 1928. Es licenciado en Arquitectura por la Universidad de La Habana. En 1959, ya plenamente dedicado al teatro, obtiene el Premio Nacional por la dirección de Sara en el traspatio y el premio José Antonio Ramos, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por Propiedad particular. Ha estrenado además El general Antonio estuvo aquí, La calma chicha y Recuerdos de Tulipa, llevada al cine en 1967 bajo la dirección de Manuel Octavio Gómez. Fue asesor literario en el Conjunto Dramático Nacional, escribió los diálogos de las películas La salación y El asalto al tren blindado, y una pieza para televisión, La hora de los mameyes (1963). El 1968 presentó en las Olimpiadas Culturales de México la obra La soga al cuello. En 1970 abandonó la isla y se instaló en Barcelona, donde impartió clases de historia del arte y de dramaturgia en la Escola Adrià Gual. Ha dirigido también varias obras teatrales. Con Barataria publicó en 2004 la novela Un poco más de azul.
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