A comienzos del siglo XVII aparecieron en Alemania unos manifiestos que, bajo el sello de la «Rosa Cruz», anunciaban el amanecer de una nueva era de conocimiento y dominio sobre la naturaleza. El secreto que rodeaba a los «hermanos» del «colegio invisible», a los que se atribuía la autoría de esos m...
A comienzos del siglo XVII aparecieron en Alemania unos manifiestos que, bajo el sello de la «Rosa Cruz», anunciaban el amanecer de una nueva era de conocimiento y dominio sobre la naturaleza. El secreto que rodeaba a los «hermanos» del «colegio invisible», a los que se atribuía la autoría de esos manifiestos, provocó una excitación que ha durado hasta nuestros días. Detrás de esas publicaciones había un genuino movimiento religioso e intelectual que con las palabras «magia», «cábala» y «alquimia» como marchamo bebía en las fuentes de la tradición hermética y mágica del Renacimiento, la cábala judía y la renovación aportada por Paracelso a la alquimia. Como Frances A. Yates pone de relieve, esas corrientes esotéricas favorecieron el desarrollo de la ciencia en los campos de la química y las matemáticas, a los que prestaron una atmósfera empapada de religiosidad y misticismo. En su asombrosa y detectivesca investigación, Frances A. Yates nos descubre la relación de la elusiva «hermandad» rosacruz con el inicio de la guerra de los Treinta Años y, sobre todo, con la formación de figuras tan eminentes de la ciencia como Descartes, Bacon, Kepler, Leibniz y Newton, que reciben una nueva luz que les hace parecer menos «modernos», menos conformes con el tipo del intelectual y el científico al uso. El iluminismo rosacruz permite así comprender de forma más completa y matizada tres importantes capítulos de la historia: el de las creencias religiosas, el de la filosofía moderna y el de los progresos de la ciencia.
Subscriu-te al nostre butlletí
Subscriu-te i rebràs totes les nostres novetats. Cero SPAM, només continguts de valor.