Que nadie busque en el Boadas un diccionario de archivística al uso. Aquello que van a encontrar en estas páginas es el reflejo de una manera de entender la profesión, a partir de una mirada personal, pero ya panorámica y dilatada. No quiere ser un diccionario terminológico, ni estrictamente basado ...
Que nadie busque en el Boadas un diccionario de archivística al uso. Aquello que van a encontrar en estas páginas es el reflejo de una manera de entender la profesión, a partir de una mirada personal, pero ya panorámica y dilatada. No quiere ser un diccionario terminológico, ni estrictamente basado en la ortodoxia profesional. Por eso mismo, ciertos aspectos son más ampliamente tratados que otros, y quizás alguno de ellos, que algunos colegas considerarían muy importante, será obviado por falta de interés y, para ser honestos, a menudo por falta de conocimientos del autor, que confía que no se lo tendrán en consideración. En todos los casos, pero, ha intentado expresar su sincera opinión sobre aquello que estaba tratando. Por ello, y sin que sea interpretado como una pedantería, este es un diccionario de autor. De manera absolutamente libre, ha escrito su parecer y ha intentado transmitir algún conocimiento, pero está muy lejos de su intención pensar que se tratan de unos textos canónicos que deban ser utilizados como doctrina profesional: entre sus objetivos no está el de asumir tamaña responsabilidad. El Diccionario Boadas para la gestión de archivos puede ser leído, sin duda, pieza a pieza, voz a voz. Pero será una vez se haya completado la lectura del conjunto cuando el lector tendrá una idea más clara de la manera de entender la archivística por parte del autor. Y quizás, también, de su manera de ser. Este libro no quiere imponer, sino que pretende proponer. Querría ser un texto que invitara a la reflexión de los lectores, a la crítica, incluso al rechazo de alguno de sus postulados. Todo será mejor que la indiferencia, claro.
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