«Estar juntos es lo único que cuenta. Pero ¿cómo marcharse sin que lo maten? Una carcajada le sacude los hombros; nunca había imaginado que algún día se haría semejante pregunta. Y, sin embargo, esa realidad está ahí.» Aita, que dirige una fábrica de cerámica en Aranjuez, decide no esperar un minuto...
«Estar juntos es lo único que cuenta. Pero ¿cómo marcharse sin que lo maten? Una carcajada le sacude los hombros; nunca había imaginado que algún día se haría semejante pregunta. Y, sin embargo, esa realidad está ahí.» Aita, que dirige una fábrica de cerámica en Aranjuez, decide no esperar un minuto más para reunirse con Ama y los niños, que lo esperan en Irún. Es el año 1936, y muy pronto la guerra y la persecución los empujarán a cruzar el Bidasoa para instalarse primero en Hendaya y, más tarde, en una granja de las Landas. Ama, en un intento de poner algo de orden en su vida, anotará sus pensamientos. «Sin embargo, siento que escribir podría ayudarme a comprender mejor esta situación y, si no a comprenderla, al menos a aceptarla. El gesto mecánico de sumergir la pluma en el tintero me proporciona un ligero consuelo. Una sensación conocida, controlada, muy distinta de lo que experimento aquí a lo largo del día.» Con una sencillez solo aparente, en Sueños olvidados se cuentan tanto el dolor de una familia ante la pérdida irremediable del hogar como la fortaleza del amor que la une.
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