No Ficción discurre por las orillas de lo cotidiano, al hilo de los amores, de las alternativas del dolor, la belleza o la silenciosa muerte. Todo ello con un tratamiento que deshace en partículas los reveses y estima el gozo, grande o pequeño, con un valor y primor semejantes. La idea de que lo tra...
No Ficción discurre por las orillas de lo cotidiano, al hilo de los amores, de las alternativas del dolor, la belleza o la silenciosa muerte. Todo ello con un tratamiento que deshace en partículas los reveses y estima el gozo, grande o pequeño, con un valor y primor semejantes. La idea de que lo trascendente y lo contingente ocupan lugares separados se contradice con la experiencia inmediata de cada día. A menudo la tristeza se corresponde con una adversidad menuda, como también la confianza en uno mismo obedece a una tesitura ligera. En estos trances sin ordenación se consume la existencia. El hilo del libro sigue la línea de un percance físico relativamente común que se ramifica en variadas anécdotas, en homenaje al privilegio de vivir y sus recreos sensoriales en la estética, la automoción, la comunicación o el sexo. Todo ello dentro de una opción literaria que elige la no ficción como la forma idónea de mentira. El texto, en fin, no se tiene como pretexto o apoyo subsidiario sino como el medio óptimo para referirse a la peripecia personal donde el ejercicio de escribir es tan decisivo para husmear sus fisuras.
Suscríbete a nuestro boletín
Suscríbete y recibirás todas nuestras novedades. Cero SPAM, sólo contenidos de valor.