La divergencia entre la hora solar y la hora atómica obliga a ajustar los relojes de todo el mundo cada tantos años. La corrección, que consiste en detener las agujas uno o dos segundos, da pie a una duda de orden filosófico: esa fracción de tiempo ¿existe o es ficticia? ¿Son reales las cosas que su...
La divergencia entre la hora solar y la hora atómica obliga a ajustar los relojes de todo el mundo cada tantos años. La corrección, que consiste en detener las agujas uno o dos segundos, da pie a una duda de orden filosófico: esa fracción de tiempo ¿existe o es ficticia? ¿Son reales las cosas que suceden justo en esos breves instantes? En esta curiosa paradoja se ha inspirado Rachel Joyce ?autora del gran éxito El insólito peregrinaje de Harold Fry? para escribir su segunda novela, en la que narra con maestría el desmoronamiento de una familia, iluminando los rincones más oscuros de las vidas de los personajes en busca de la verdad emocional, hasta culminar en un sorprendente desenlace.
En 1972, año en que empezó a realizarse la sincronización de los relojes, Byron Hemmings tiene once años y su madre lo lleva en su lujoso Jaguar a Winston House, una escuela privada para niños de familias pudientes. Diana conduce con prisas y, en un instante de distracción, atropella a una niña que va en bicicleta. Sin detenerse, sigue su camino, pero tanto madre como hijo comprenden que su vida ya no será la misma. Byron comienza a hacerse preguntas y Diana, atormentada por la culpa, entabla una extraña relación con la madre de la niña herida, con quien pasa largas horas intercambiando confidencias. Así, el brillante caparazón de la familia perfecta muestra sus primeras grietas: mientras Seymour, el marido de Diana, obsesionado por controlarlo todo, teme que salga a la luz el turbio pasado de su mujer, Byron se convierte en testigo involuntario de las fisuras de una realidad que creía sólida y segura.
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