Lunes de agosto. Siete de la mañana: bronca monumental con mi chico; ocho y cuarto: me despiden; nueve y media: sorprendo al muy desgraciado con otra. ¿Qué haríais vosotras, eh? A lo mejor sois más valientes y hubierais cogido el toro por los cuernos… pero como allí los únicos cuernos me ...
Lunes de agosto. Siete de la mañana: bronca monumental con mi chico; ocho y cuarto: me despiden; nueve y media: sorprendo al muy desgraciado con otra. ¿Qué haríais vosotras, eh? A lo mejor sois más valientes y hubierais cogido el toro por los cuernos… pero como allí los únicos cuernos me los habían puesto a mí lo que cogí fue mi maleta de Prada. ¿Que por qué me largué a Londres? Porque tengo la doble nacionalidad y un piso compartido. Pero no esperaba encontrarme a dos compañeras convencidas de que el amor es para locas, débiles o cobardes… ni a un vecino médico que conseguía que mis braguitas se revolucionaran solo con verlo… ni hacerme amiga de Maria, un ejemplo de superación…, ni a su primo, que resultó ser mi actor favorito y que estaba más bueno que comer con los dedos. Ni descubrir que dejar los problemas en España no significaba superarlos. O que la autoestima no se reinventaba. O que no tenía ni idea de cómo funcionaban los rollos de una noche. ¿Queréis que nos tomemos una copa y os lo cuento con más calma? Id llamando al camarero y pedid una botella de vino: invito yo. Ah, por cierto: me llamo Victoria Adams. No es broma. La autora, Brandy Manhattan ha trabajado como guionista en Broadway, publicitaria en Madison Avenue y personal shopper en el Upper East Side. Pero eso fue antes del resbalón provocado por la capa de hielo que transformó la acera de la Quinta Avenida en una traicionera pista de patinaje, y que dio lugar a un largo periodo de inmovilidad. ¿Por qué no utilizar su talento para inventar historias, se dijo, para ponerse a escribir una novela romántica? Y no solo empezó a escribirla, sino que consiguió terminarla, enviarla a un concurso literario y ganar el primer premio. Desde entonces, Brandy no para de escribir y de coleccionar tacones de Louboutin, su gran pasión. Eso sí, ahora tiene mucho más cuidado al transitar por las aceras en el invierno neoyorquino. Brandy Manhattan es también el álter ego de una escritora española que cuenta en su haber con un premio de novela y a la que le encanta ocultarse tras sus creaciones literarias.
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