Se alejó lo más posible. Necesitaba como nunca sentir la tierra, el aire, la naturaleza, cargarse de su fuerza ahora que las suyas flaqueaban. Volvió a llorar, se rebeló contra su destino, al parecer el mismo que el de todas las mujeres de su familia, que como en una maldición después de bendecirlas...
Se alejó lo más posible. Necesitaba como nunca sentir la tierra, el aire, la naturaleza, cargarse de su fuerza ahora que las suyas flaqueaban. Volvió a llorar, se rebeló contra su destino, al parecer el mismo que el de todas las mujeres de su familia, que como en una maldición después de bendecirlas con el amor, las abocaba a perder al hombre que amaban.
Lucía ha perdido a sus padres a temprana edad y aguarda angustiada la muerte de su abuela Esperanza, con quien vive. Su abuela, además del cariño y el afecto debidos a los lazos de la sangre, se ha preocupado por hacerle entender las leyes no escritas de la naturaleza, cuya transgresión suele acarrear la desgracia, como le pasó a Gerardo. Pero la vida de Lucía cambiará y también su visión de las cosas cuando conoce a Tino, quien, a su vez, se verá seducido por la quietud y fuerza de un entorno que al principio consideró hostil.
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