Ya se sabe...la vida nos tiene reservados momentos extravagantes. Si de muestra sirve un botón, ahí está Buffy, un actor retirado que vive en un barrio de Londres plagado de restaurantes tailandeses allí donde antes servían espléndida comida inglesa. Tras enamorarse, casarse y divorciarse unas cuant...
Ya se sabe...la vida nos tiene reservados momentos extravagantes. Si de muestra sirve un botón, ahí está Buffy, un actor retirado que vive en un barrio de Londres plagado de restaurantes tailandeses allí donde antes servían espléndida comida inglesa. Tras enamorarse, casarse y divorciarse unas cuantas veces, el hombre se sorprende una buena mañana al descubrir que su vieja amiga Bridie le ha dejado en herencia su hotel, un caserón destartalado y perdido en un pueblo de Gales. Contra todo pronóstico, Buffy decide irse y empezar una nueva vida apartado del mundanal ruido. Cargado de ilusión y poco más, llega al pueblo decidido a triunfar, pero, a pesar del encanto de la casa y del lugar, es difícil cuadrar las cuentas, y el hombre tiene una idea genial: en su hotel se van a impartir cursos para personas que acaban de salir de una relación y se sienten desorientados en los temas prácticos: mantenimiento del coche, cocina, jardinería...e incluso un taller especializado en encontrar las palabras adecuadas para el amor. Del dicho al hecho a veces la distancia es corta, y pronto veremos asomar por las ventanas del caserón unas sonrisas pícaras, que saludan a la vida mientras piden un desayuno para dos. Deborah Moggach, que ya triunfó con El exótico hotel Marigold , nos propone otra novela donde la inteligencia y el humor pueden con todo, incluso con el mal de amores.
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