¡Cuidado, que llega el lobo! Da miedo. Parece decidido: quiere comernos. Pero, de pronto, una idea: si inclinamos el libro, quizá resbale. Y si se acerca, ¿también podemos agitar el libro para que se caiga? O quizá es suficiente con pasar la página para que desaparezca.
¡Cuidado, que llega el lobo! Da miedo. Parece decidido: quiere comernos. Pero, de pronto, una idea: si inclinamos el libro, quizá resbale. Y si se acerca, ¿también podemos agitar el libro para que se caiga? O quizá es suficiente con pasar la página para que desaparezca.
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