Un cuento puede empezar por el principio, llegar al final y luego regresar sobre sus pasos para contarse de una forma distinta. Para poder disfrutar de este ida y vuelta sólo hay que seguir a Babaï, el corderito que, aburrido, decidió un buen día hacer un jardín en el desierto de Irán.
Un cuento puede empezar por el principio, llegar al final y luego regresar sobre sus pasos para contarse de una forma distinta. Para poder disfrutar de este ida y vuelta sólo hay que seguir a Babaï, el corderito que, aburrido, decidió un buen día hacer un jardín en el desierto de Irán.
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