Desde el descubrimiento del fuego y hasta mediados del s. XX, la cocción de los alimentos se realizaba mediante la combustión de leña, carbón, gas o electricidad. Esto cambió cuando un misterioso electrodoméstico hizo su aparición y revolucionó los métodos de cocción mediante unas desconocidas ondas...
Desde el descubrimiento del fuego y hasta mediados del s. XX, la cocción de los alimentos se realizaba mediante la combustión de leña, carbón, gas o electricidad. Esto cambió cuando un misterioso electrodoméstico hizo su aparición y revolucionó los métodos de cocción mediante unas desconocidas ondas electromagnéticas que reducían drásticamente los tiempos de cocción y permitían cocinar los alimentos en la misma vajilla que luego se sacaba a la mesa con la comida recién hecha.Pero el gran revuelo que causó dicho invento pronto se deshinchó como un globo y el horno microondas quedó relegado a poco más que calentar el café del desayuno y algún que otro alimento cocinado de modo tradicional. ¡Qué desperdicio! porque con solo seguir algunas normas sencillas, el microondas hace flanes, pasteles o natillas sin necesidad de utilizar el baño María; cremas y croquetas adquieren un punto sedoso que únicamente se consigue con los procedimientos tradicionales después de años de experiencia, y todo ello en una pequeña fracción del tiempo que necesita la cocción tradicional. El microondas permite cuajar un huevo en menos de un minuto y sin nada de grasa; hace caldos en poquísimo tiempo y hasta unos calamares en su tinta quedan perfectos en menos de media hora. ¿Cómo se consigue? Lee y conoce sus secretos.
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