Poco antes de su muerte, en 1984, Brassaï explicó cómo la ciudad de París había sido para él una fuente inagotable de inspiración, un tema unificador y una idea fundamental que consiguió caracterizar cada una de las fases de su obra artística y que se hallaba en el núcleo de su trabajo. A través de ...
Poco antes de su muerte, en 1984, Brassaï explicó cómo la ciudad de París había sido para él una fuente inagotable de inspiración, un tema unificador y una idea fundamental que consiguió caracterizar cada una de las fases de su obra artística y que se hallaba en el núcleo de su trabajo. A través de 250 fotografías, este libro presenta las diversas facetas del París al que Brassaï amaba: desde la ciudad nostálgica que descubrió en su infancia a principios de 1900 hasta el grafiti siempre cambiante de las paredes de la ciudad; desde los juerguistas de los bares bohemios hasta el intercambio artístico con Picasso. Una visión de un París eterno, en el que Brassaï captó a la gente común durante su vida cotidiana, elevando lo familiar a un nivel sublime. Brassaï, húngaro de nacimiento, dedicó más de cincuenta años de su creación artística a captar todas las facetas de su ciudad adoptiva. Desde niños graciosos durante sus juegos en los jardines públicos hasta parejas de novios en parques de atracciones, desde estrellas de la ópera o del ballet hasta prostitutas y vagabundos, y de callejuelas adoquinadas a grafitis efímeros: sus fotografías encarnan la verdadera esencia de París. El ojo de Brassaï ha captado los variados barrios parisinos y ha celebrado el romanticismo de la ciudad con imágenes de elegantes transeúntes de paseo frente a los escaparates en la rue de Rivoli, trabajadores del carbón a lo largo del Sena, contrastes de luz en las gárgolas de Notre-Dame... y la majestuosidad en su sentido más puro, en los monumentos parisinos más emblemáticos, como la Torre Eiffel o el Arco de Triunfo.
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