En el mundo desarrollado nadie discute en la actualidad que hombres y mujeres son iguales en dignidad, derechos y deberes. Los diferentes estudios científicos han corroborado igualmente que, como promedio, sus inteligencias son equivalentes. No obstante, la eventual existencia de cualquier ...
En el mundo desarrollado nadie discute en la actualidad que hombres y mujeres son iguales en dignidad, derechos y deberes. Los diferentes estudios científicos han corroborado igualmente que, como promedio, sus inteligencias son equivalentes. No obstante, la eventual existencia de cualquier otro tipo de diferencia asociada al sexo, al margen de las puramente fisiológicas o externas, es descartada de raíz por cuestiones de corrección política. A partir de los años sesenta el feminismo igualitarista, abanderado por Simone de Beauvoir, ha dictaminado de forma radical que hombre y mujer no nacen sino que «se hacen». Hoy se sostiene que la inclinación sexual descansa únicamente en la libertad de cada uno, en modo alguno en la naturaleza. Sin embargo, los últimos avances de la neurociencia han puesto de manifiesto algo hasta hace poco impensable: los cerebros femenino y masculino, incluso desde antes del nacimiento, son iguales en inteligencia, pero sensiblemente diferentes en su estructura y funcionamiento. Este libro recoge de modo detallado y riguroso la existencia de una serie de sutiles pero ostensibles diferencias en los modos de sentir, amar, sufrir, trabajar -en suma, de vivir- que no cabe atribuir sin más a la educación o el período de crianza, sino que parecen provenir de lo más hondo de nuestro ser.
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